Sólo soy un demonio humano
El camino se
va perdiendo en el horizonte, este carro que me lleva puede ser también parte de
una ilusión. Cada vez que miro las calles me pregunto qué tan verdadero es esto
que veo; si esto es un sueño, despertaré agitado, tal vez me ponga a llorar por
perder tanto tiempo preciado en una estupidez sin sentido, será así morir, llegamos a un paraíso o a un infierno dependiendo de las acciones de nuestra vida ?
He cuestionado la existencia de algo más allá de la vida durante mucho tiempo, y sólo llego a la conclusión que no vale el sufrimiento que cargamos para llegar a un final donde todo se esfuma y nos volvemos polvo. Si todos pensáramos así sucedería un suicidio colectivo. Vamos, no tiene sentido empezar una carrera sin conocer la meta. No es que me crea muy sabio o un dios, pero he llegado a estas conclusiones; si se las digo a alguien más sus miradas me acosaran, por eso miro solo por esta ventana, así veo las cosas yo.
He cuestionado la existencia de algo más allá de la vida durante mucho tiempo, y sólo llego a la conclusión que no vale el sufrimiento que cargamos para llegar a un final donde todo se esfuma y nos volvemos polvo. Si todos pensáramos así sucedería un suicidio colectivo. Vamos, no tiene sentido empezar una carrera sin conocer la meta. No es que me crea muy sabio o un dios, pero he llegado a estas conclusiones; si se las digo a alguien más sus miradas me acosaran, por eso miro solo por esta ventana, así veo las cosas yo.
Viendo como las
personas sufren, el rico sufre, el pobre sufre ¿Cómo piden que tenga ánimo para
vivir? ¿Cómo me piden que sonría cuando me tropiezo? ¿Cómo me piden que haga
algo que ellos no hacen? Nunca he visto una persona que festeje cuando su
esposa lo engaña, o cuando se le muere una persona amada. Claro, todos montamos
orgias con el amante de nuestra esposa, todos invitamos a los payasos para
pintar la cara arrugada de nuestra abuela muerta. Una carcajada eterna por los
que profesan lo que no cumplen. No deseo consejos de falsos moralistas, sólo
deseo respuestas sinceras ¿Por qué vivimos? ¿Acaso no es eso lo que te
preguntas en la ducha cuando el agua fría calma tu dolor? ¿Vivimos para
encontrar una razón para vivir o vivimos para encontrar una razón para no
morirnos?
Mirando por
esta ventana en movimiento, dejando todo atrás, sonrío como nunca en mi vida lo
había hecho; ya nada importa, puedo gritar hasta que mi voz desaparezca, puedo
estirar la mano e intentar tocar la realidad compartida de nosotros los
humanos. Me siento igual que todos, siendo halados por millones de hilos
invisibles, una marioneta del sistema. ¿Por qué no cortar estos hilos? Porque
cortarlos seria dejarnos caer en un vacio desconocido, liberarnos. La verdadera
libertad sólo existe en la muerte, soy responsable de mi muerte, no la decide
tu dios. Si ahora yo deseo morir, sólo basta con cortar mi garganta y dejarme
desangrar, y nadie podría hacerme volver. Pero aún tengo miedo, no soy
perfecto, tengo mucho miedo.
Seguramente mis
palabras están llenas de locura, también las palabras de un político
desesperado por votos, o las de esa cantante sin cerebro con un cuerpo
escultural ¿Por qué no los llevan con un psicólogo a ellos? Porque el dinero
los cambia de locos a vanguardistas; si llevara más monedas en mi bolsillo
seria un maldito innovador, sería un revolucionario, tal vez me erguirían una
estatua en cualquier plaza. La primera vez que estuve en la sala de espera de
un psicólogo, me sentaron junto a una chica ninfomana me ofreció cigarrillos por sexo; tenía
yo 13 años y ella 22, debí aceptar aunque no fumara pero era un niño asustado y sólo me cambie de puesto. Aún recuerdo cuando
me llamaron, usaron mi nombre completo, odio ese nombre. Pasé y sentado estaba
él, sus ojos me desnudaron y luego fueron sus manos. Su respiración en mi
cuello. Maldito, si existe un infierno te encontrare por ahí y verás lo que es una
sonrisa demoniaca. Fueron sólo unas pocas consultas pero aún me parecen miles.
Doctor ¿Cómo te llamo? ¿Pedófilo, homosexual, degenerado? ¿O simplemente
maldito desgraciado?
El tiempo pasó y
no curó mis heridas, en cambio las abrió completa y les restrego el dedo hasta casi destrozarme.
Recuerdo el rechazo de mis compañeros de instituto, como las madres de las niñas
le pedían que se alejara de mí. Y los golpes de los niños aún tienen marcas en
mi cuerpo y en mi alma. Le llegué un día a una profesora, se le había caído el teléfono
al suelo, intenté dárselo y me lo arrebató, “niño ladrón” me gritó delante de
todo el curso, me llevó jalado de la camiseta a la dirección y ahí le susurró
al profesor “aquí está el bastardo haciendo de las suyas, casi me roba el
celular ” Me vale que mi padre abandonara a mi madre antes de yo nacer, pero
que me lo recuerden a cada rato es una bonita forma de torturarme. Me golpeó
con la regleta en la mano hasta que lloré. Nunca dije nada en casa, mi madre jamás
me hubiese creído, ella estaba haciendo retumbar la cama con mi padrastro del
mes. Además para ella yo era un idiota sin cura.
He ido a tres correccionales,
he estado treinta veces en la estación de policías, me he quedado tirado todo
el día en medio de una calle concurrida sólo para ver el pasar de la gente y
entender porqué el apuro de cada día, he robado más de diez carros por la sola diversión
de ver la cara de los dueños cuando no ven el vehículo en su estacionamiento y
cortado la mitad de mis brazos con líneas perfectamente paralelas para sentir
como mi sangre brota y mancha el suelo, para luego pintar los retratos de las
chicas que jamás me prestaron la minina atención.
Pero ese día cuando
desperté no tenía ganas de nada común, saqué una navaja de la caja de
herramientas y me dirigí hacia la calle de la chica más bonita del vecindario;
entré a su casa por la puerta de atrás y sin que me escucharan llegué a su
cuarto. Dormía con un fino pijama , tal vez una imitación de un modelo italiano o francés. Tomé una
silla y me puse cómodo, corté superficialmente mis brazos, alejado de las
venas, la forma más fácil de sentir excitación. Mi respiración acelerada y mis
intentos fallidos de ahogar mis gritos de dolor o placer la despertaron,
asustada gritó y sus padres me encontraron; recuerdo la luz prendida y su padre
lanzándoseme encima, su puño golpeando mi cara. Sólo se apartó de mí cuando mi
cara sangraba y la policía lo alejó. Salí esposado de la casa y antes de entrar
al carro de policía me reí, por eso estoy acá. Camino hacia una prisión de
adultos, tal vez tendré un juicio o tal vez no, ya nada importa. La ciudad se
va alejando y con ella el último hilo que me ataba. No me culpes, soy sólo
producto de una sociedad maldita erguida sobre mentiras y falsas moralidades
que se niega asumir la autoría de los demonios como yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por cada comentario nace un panda multicolor n.n