Locuras de una mente altamente perturbada 2

Primera Parte....

Me levanto de la cama, estiro lo brazos, me desperezo, me quito la camisa, voy al baño y me lavo la cara, salgo y voy a la cocina, mi novia está cocinando, me siento y se voltea a mirarme, sonríe, me pone un plato con huevos revueltos, carne frita y pan tostado, tomo una cuchara y como, ella va a la nevera y busca una soda de naranja, la pone en la mesa y se sienta. Tengo hambre y me como todo, le agradezco y le digo que la comida estuvo un poco pasada de sal. Enloquece, me grita, me reclama, me dice que se mató toda la mañana para preparar esa asquerosidad de comida para mi, mientras yo roncaba como un perro vagabundo, hace énfasis en lo de vagabundo. Se detona un dispositivo en mi mente, se me sube la presión. La mataré, la mataré, la mataré, grito con toda mi fuerza, desgarro las cuerdas vocales con ese grito, voy a la cocina, busco un cuchillo y corto mi mano, sale la sangre y siento como de a poco me calmo, boto el cuchillo en el piso y me voy del apartamento con la mano ensangrentada.

¡Maldición, esa mujer esta mas loca que yo!. ¡Maldición me duele la mano! Me percato del dolor de mi mano y lloro, no puedo creer que llegue a este punto donde solo el dolor físico me calma, no tuve otro remedio, no quiero perderla, la amo y no puedo controlarme. Me iré. Hoy mismo salgo de ahí, me voy a pie hasta donde me lleve el alma, saldré corriendo hasta que no pueda mas, debería ir a ver a mis tíos, es lo mejor. Estar en el campo de nuevo, con la calma, la naturaleza y el cielo azul, eso me haría bien. Sigo caminando sin prestar mucha atención al rumbo que sigo, termino en un hospital, me vendan la mano, hacen un montón de preguntas molestas y me escapo de nuevo. Odio los hospitales.

Volveré al apartamento, tomaré mis cosas y saldré rápido, ni se dará cuenta, será lo mejor, aunque me muera del dolor, prefiero morir yo y no verla morir a ella, verme matándola, verla muerta en mis brazos. Lo puedo imaginar todo, la tomo en mis brazos, la beso apasionadamente, pongo mis manos en su delicado cuello, lo presiono con toda mi fuerza, la lanzo contra la pared y cae al suelo, intenta levantarse, busco un cuchillo y le corto el vientre, emana sangre de ella. Se acelera mi pulso al imaginarla llena de sangre, muriendo desangrada en el piso de la cocina, estoy besándola, pongo mis manos en su vientre y siento el flujo de sangre, mis manos se tiñen de ese rojo intenso, descienden sus latidos y finalmente se paralizan. Me estoy imaginando parado en la cocina mirándola, aunque solo es parte de mi retorcida imaginación mi corazón se acelera, me emociono, tengo que calmarme, pongo mi dedo justo donde tengo la herida bajo la venda de mi mano, la presiono con fuerza hasta sentir que el dolor es insoportable, me empiezo a calmar y retiro mi dedo, entonces suspiro y todo se calma, estoy en medio de la calle y ella está a salvo en el apartamento, debo irme de allí, debo dejarla vivir.

Sin sentirme preparado para buscar mis cosas en el apartamento, doy vueltas por las calles oscuras de la ciudad, no miro a ningún lado solo miro mis pies, voy trazando el camino con mis pasos, es como si estuviera leyendo el suelo que piso, quiero mantener mi mente en mis pasos y no en su cuerpo cubierto de sangre. Empiezo a creer que no debo a amar a nadie. Cada vez que me enamoro de alguna mujer pasa esto, enloquecen, me tratan mal y yo enloquezco también, pero de una forma diferente, es porque no saben, si lo supiera no lo harían, ni siquiera estarían a mi lado, se irían a la primera oportunidad, seria mejor para ambos. Creo que debo dejar de buscar a una mujer que me ame, debo estar solo, es mi destino.

La vida es así, una completa locura, todos con sus trastornos mentales imperceptibles, nadie sabe con que clase de loco duerme, comparte la casa o el trabajo, estamos tentando nuestra suerte cada segundo que salimos de nuestra burbuja mental. El policía que trabaja cada día sin descanso en algún momento enloquecerá, tomará el arma y le disparará al niño de 8 años que pasa a su lado, se dará cuenta de lo que a hecho al ver al niño en el suelo, sujetará mas fuerte el arma, se presignará, rezará una pequeña oración y se despedirá de la vida, sonará un segundo tiro y yacerán dos cuerpos en el caliente asfalto. También enloquecerá el médico que salva vidas, por tan pocas horas de sueño, su inconsciente se lo comerá por dentro, el dolor lo asfixiará hasta que no lo soporte, irá a su casa y le dará un beso a su hija, abrazará a su esposa como cualquier día, entrará al baño y se ahorcará con su cinturón marrón, su esposa lo encontrará muerto, será una viuda miserable, su hija se traumará y se volverá una mujer de la calle, una simple prostituta. Todos cargamos nuestra locura a cuestas desde que salimos del vientre de nuestra madre, vivimos con ella y somos aparentemente normales hasta que el peso nos quiebra, nos volvemos esos animales sin mente que somos realmente, personas normales corrompidas por una sociedad inmunda.

Eso soy yo, el resultado de miles de años de asquerosa vida humana. Busco una manera de saciar mi sed de dolor, de sangre, con el sufrimiento de mis seres queridos, lo hice con mi madre, no lo haré con mi novia. Hoy es el día, sin darme cuenta he llegado al apartamento, subo sin hacer ruido, abro la puerta y ella está en la sala viendo la televisión, me mira, no le digo nada y voy a la habitación, meto mi ropa en un bolso de hacer ejercicio, me lo pongo en el hombro, ella me ve y se enoja, empieza a preguntarme si la abandonaré, una persona normal lloraría, pero ella no es normal y empieza a maldecir, me lanza el control del televisor pero ni siquiera me roza. Hoy es el día. Sonrío, mostrando todos los dientes, los rozo con mi lengua, estoy realmente eufórico, me abalanzo encima de ella, la tomo por el cabello con violencia, está asustada. La beso con pasión y su corazón deja de latir tan fuerte, se empieza a calmar, tiro de su cabello hasta que ella aparta sus labios de los mios, la llevo así hasta la cocina, la lanzo contra la nevera y la contemplo, es como mi fantasía, me siento tan bien.

Ella me mira extrañada y asustada, le sonrío y me acerco lentamente, me siento en el suelo a su lado y le susurro al íodo “ Te amo ” me levando del suelo y voy a la gaveta de la cocina, hay tenedores y cuchillos, saco uno por uno los cuchillos y los miro, paso el dedo por el filo y los devuelvo hasta que uno me corta la piel, una gota minúscula de sangre cae al suelo, ese es. Lo llevo hasta donde está ella y lo dejo en la mesa de la cocina, tomo a mi novia por un brazo con fuerza, la golpeo repetidas veces con la parte posterior de mi mano, ella llora y suplica por su vida, entonces me río a carcajadas y la miro firmemente, tomo el cuchillo y la abrazo al mismo tiempo que le abro el vientre con el filo del cuchillo. Ella profiere un suspiro de dolor y la dejo caer al suelo. Mientras se desangra la contemplo con loco amor, la amo tanto. Hoy me hace el hombre mas felíz del mundo. Me acerco y siento que tiene pulso, la cargo para llevarla a nuestra habitación, la acuesto en la cama y la cubro con las sábanas, tal como se encuentra cuando duerme en la madrugada, besos sus labios y luego su frente. Salgo de la habitación, limpio todo con sumo cuidado, dejo el apartamento impecable, lavo los platos y luego mis manos, me dirijo a la puerta de la habitación aun sonriendo y antes de salir le digo adiós a la mujer que amo como lo decidí cuando salí del apartamento al mediodía. Siento el dolor en mi mano y me doy cuenta de lo ocurrido, cierro la puerta y una lágrima resbala por mi rostro, cae al piso y se pierde igual que yo.